(Febrero 2011)
Esta padre cuando viajas y conoces a personas del asiento de a lado. Platicas un poco de ti pero mayormente siempre quieren platicar más de ellos. Así que los escucho y se dejan conocer un poco, una parte.
Termina el viaje y en la despedida aun sin conocernos bien y ser conscientes que solo nos hemos conocido muy poco, quedan buenos deseos del uno para el otro.
Hoy conocí a una chava que trabaja en un banco, en el scotiabank, que estudio psicología, que tiene mascotas y le encantan los perros y los ve como seres vivos. Que no le gustan las arañas porque una de ellas le mato a un perrito. Que la mandaban por cuestiones del trabajo una semana al DF a capacitación, que su novio trabajaba en la Pepsi en estados unidos pero quiso regresar a México pero que tenia que saber como son las cosas en México así que ella vive en Puebla y él en el DF. Se hospedaba en el hotel camino real y solo esa noche la pagaba ella y el resto el banco quien la mandaba.
La otra ocasión fue una mujer mayor, pero caso inverso. Ella vivía en el DF pero sus hijos en Puebla, me contó sobre sus nietos y así varias cosas.
Me di cuenta que las personas andan por ahí queriendo ser escuchadas. Y pocas veces uno se da cuenta cuando uno se encuentra con esa persona frente a ti que te está escuchando. Recuerdo que esa señora me trajo a la memoria a mi mamá.
La reflexión de todo esto es que así son las relaciones de las personas, nuestras relaciones de pareja por ejemplo, son precisamente esto. Cada relación es un medio de transporte (de un estado a otro), te sientas sin saber exactamente como será el viaje. Desde el inicio sabes que tan solo es un viaje, que la persona con la que estas compartes un momento de tu vida y que todo terminará en alguna parada donde alguno de los dos tenga que bajar. Y al final, una vez mas y como todo viaje, tan solo debería haber buenos deseos del uno para el otro.
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