Avril

Ese nombre le gustaba bastante, desde la primera vez que lo escuchó. Es entonces que comienza a contarle la misma historia de siempre a quien encuentre a su lado. Esa que lo hacía sentirse enamorado y con ganas de compartir su historia.

También era el mes en el qué se le escurrían sus días. Encerrados porque la pandemia seguía allá afuera. Los noticieros predicen un año más de encierro. Hay muchas opiniones encontradas y pareciera que nadie tiene la respuesta para cuando todo eso terminará.

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Estamos más conectados que nunca en la historia de la humanidad. Pero debemos mantenernos alejados los unos de los otros. Parece cuento de ciencia ficción.

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Entonces Julio sonrió esa mañana. Sentía muy cálido en su pecho. Cree haberla encontrado. Lo que desde siempre ha estado esperando.

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-Tienes las cartas del civil?

-Si, solo son notas de amor a alguien que no existe. Al menos no en el plano real.

-Que me las manden a la oficina para mandarlas a análisis. Aquí hay algo sospechoso. 

-Mañana las tiene jefe.

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Julio había encontrado a su Avril. Hasta le sonaba bonito y sonreía aun más. La mañana que con un solecito rico le decía buenos días acariciando su piel. 

Esa mañana él estaba en el baño pensando en los nombres de los meses. Y ella estaba esperándolo por primera vez en la recamara.

Esa fue la primera vez. Lo que Julio desconocía es que también sería la última. Pero eso no lo sabrá sino hasta dentro de 10 años. En el fin del mundo.

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En la mañana siguiente el detective recibió de análisis los resultados. Fue la primera vez que encontraban a una A.I. (Inteligencia Artificial) manipulando el plano de lo físico. Su móvil era inexplicable por el departamento. Por cualquier experto. Venganza de amor.

Las cartas físicas tenían que tener una clave en todo esto.

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Julio salió del baño y la miró ahí, sentada en la cama abriendo una cerveza. Victoria. No era la favorita de él, pero fue la única que encontraron en el oxxo esa tarde.