Hoy, hace 10 años.
Comencé un viaje en esta casa que se convirtió en el hogar en el que vivo.
Muchos sueños realizados.
Mucho aprendizaje y auto descubrimiento.
Muchas cosas han cambiado desde entonces.
Y vendrán muchos más con diferentes caras.
Esta casa ha escuchado gritos de regocijo,
Llantos de todo tipo.
Diversión que pareciera no terminar.
Incómodos silencios y enfermedades.
Ladridos y Maullidos.
El sonido de una cámara de fotos. El del teclado de la computadora.
Una guitarra acústica. Un ukulele. Un xilophone.
Una cacerola en el piso. Platos rotos.
Una ducha caliente que reconforta.
Aquí se ha crecido, madurado... vivido.
Aquí se han forjado fantásticos sueños. Algunos quiméricos.
El amor duro y puro.
Y la pura y dura duda.
Han pasado muchas cosas.
He estado intoxicado de una realidad que cambia.
Entre las estaciones del metro y del año.
La frialdad de la nieve y la oscuridad al final del tunel.
El cambio es efímero e infinito. Es inevitable.
La primavera y la luz siempre regresan.
Hasta que lo dejan de hacer.
Cierro los ojos y respiro.
Entre lo acúfeno de mi oído, aún escucho el latido de mi corazón.
Aún siento el aire en mi piel.
El aroma del despertar.
Mis pensamientos siguen ahí, entre francés, ingles y español.
Imágenes en movimiento atrapadas en el tiempo.
Fragmentos de un viaje que ha sido fantástico.
Como en cámara lenta que llegan al final.
La música se termina. Aún queda la imagen... Silencio.
Corte a negro.
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