Y el sentido de la vida y de la muerte está conectado con lo más mundano del mundo como darnos la mano al saludar. Como esa misma naturaleza de la cual estamos hechos. Si ser social es lo que nos hace ser.
Está bien mirar atrás para no olvidar que era lo esencial.
Un olor, un sonido, un sabor, un tacto, ese gusto por recordar, en esa memoria.
Olvidar un recuerdo. Recordar haber olvidado. Y olvidarlo todo otra vez. En un ciclo de vida. Que se acaba. Como se acaban los sueños. Las flores frescas por la mañana. La brisa de la mañana en nuestra cabaña en la montaña.
Repetir. Repetir los estados en químicas alteradas. Dejarse soñar a veces por besos que parecen despedidas. Que me empujan solamente para hacerme dormir. Pero yo sigo soñando esa agua tuya que parece una sonrisa. Entre tus labios que en cámara lenta me dicen, "estar juntos".
Así que quizá no seas real. Bésame antes de que la tormenta de extrañas percepciones aparezcan ante lo que llamamos sentidos. Dejarnos complacer de lo que la vida nos a dado. De todos los sentidos que tenemos, que nos hacen creer, que creemos creer.
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