Julieta hizo el desayuno esta mañana. Compró huevo en la tienda de la esquina y jitomate, cebolla roja porque es la que le gusta. Piensa que le da más color a su plato. Llegó a casa y acitronó la cebolla después de cortarla en el sartén y vació los huevos. Bajó el fuego y lo tapó. Mientras encendía su computadora que descansaba en la mesa de la cocina, puso café en el filtro y agua. Encendió la cafetera y tomó una galleta de chocolate mientras se sentaba y esperaba. Miró sus pendientes en la pantalla e hizo caso omiso pues se disponía a desayunar primero y mientras tanto abría su facebook para ver algo nuevo. Hacía días que no entraba y quería ver si tenía mensajes.
Cuando todo estuvo listo, puso el mantél y no le molestó haber desayunado sola. Hacía tiempo que no lo hacía y lo disfrutó sobremanera. La cocina para ella sola, la cafetera hablandole sobre el agua y desde hace cuanto a estado haciendo café con ella, los rayos de luz matutinos que entraban y pegaban en la mesa comenzando a calentar el lugar. Así pasó su desayuno y por un momento se sintió niña otra vez, excepto por los gritos de su mamá a lo lejos cuando le gritaba... "Julietaaaaaa, a desayunaaaaaar".
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