Hoy tengo montón de ganas de llorar. Me he puesto como banda sonora esto: Zbigniew Preisner Trois Couleurs Bleu (1993), y creo que para el estado de ánimo es perfecto.
Hoy me volví a leer después de hace mucho tiempo en mi propio blog y recordé como solía escribir. Luego casi por error me fui a otro sitio donde recordé como volvía en el tiempo. Dónde los textos se volvían ilusiones, donde la letras escritas se materializaban en imaginación.
Hoy me di cuenta de cuanto extraño ese sentimiento de escribir. De leer. Me di cuenta que estoy ya muy lejos de eso. Me desconozco. Por supuesto que soy otro.
Cuando no era tan grande solía desear muchas cosas para poder ser feliz. Pero ahora que el tiempo pasa y vas consiguiendo lo que siempre has querido te das cuenta que, no es que ya no seas feliz… si no que ya es demasiado tarde. Yo si creo que hay cosas que se tienen que vivir en cada momento. Yo creo que hay cosas en las que se tienen que sufrir en su momento. Hay discos que los tienes que escuchar en ciertos años. Películas, libros.
Porque todo eso junto representa una serie de concatenaciones generacionales como cadenas infinitas que se unen al pasado. Que si bien no nos dicen a donde vamos, nos muestran el camino al quienes somos.
Hoy me cuesta pensarme demasiado.
Hoy tengo muchas cosas en la cabeza como siempre, y como siempre cuado comienzo a escribir y en cuanto me sienta bien, me voy desapareciendo. Como ese yo que algunas veces ni siquiera yo conozco, y que con tiempo, me gustaría conocer. Porque después puede ser ya demasiado tarde.